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Formadora e inspiradora: la historia de Patricia Ceballos, la mujer que quiere revolucionar el fútbol en La Serena

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Formadora e inspiradora: la historia de Patricia Ceballos, la mujer que quiere revolucionar el fútbol en La Serena

Oriunda de Valdivia, pero asentada en La Serena hace más de 10 años. La dirigente de fútbol joven tiene una prometedora carrera que la ha consagrado dentro del círculo más selecto de directores de la zona. 

Patricia Ceballos, la “tía Paty” como le dicen de cariño en el equipo, es una mujer de garra y corazón. Hace una década dirige a nivel gerencial a Cerro Grande FC La Serena, un equipo de fútbol que comenzó siendo formativo y que hoy, con orgullo, evidencia que compite en diferentes ligas de la Región de Coquimbo. 

La calidez de Ceballos se palpa en el ambiente, nada más al llegar saluda calurosamente a profesores y jugadores, quienes instintivamente saben que el entrenamiento debe comenzar. Junto a ella, su única nieta, Isidora de dos años y, su hijo menor, Miguel (18), por quien inició este proyecto futbolístico. 

Fue en un cumpleaños de su retoño donde descubrió su pasión por dirigir, allí vio que un grupo de amigos del colegio mostraba gran motivación por el deporte, pero no contaban con canchas ni entrenador. Buscando por distintos lugares, dio en clavo en el lugar menos pensado. Por el trabajo de su marido se financiaba un entrenador y un complejo deportivo para los trabajadores, “encontré al profesor, hablé con él y recibió a todo el grupo. Así que ahí empezamos para adelante con los niños”. 

Desde allí, hay mucha historia. Al primer año de haber formado este incipiente grupo de amigos, que poco y nada tenían de técnica futbolística, logró llevarlos a competir a Perú. Sorpresivamente lograron el primer lugar en el Tacna Cup, tras ello, su carrera solo ascendió.

“Hemos viajado a Perú, al sur, participado en ACEFA, ADEF y, también, en distintos torneos de verano, siempre hemos sacado buenos lugares. Acá en La Serena, hemos ganado tres veces la copa, somos tricampeones del Campeonato de Integración de La Serena”, afirma con orgullo.  

De aquel grupo, varios han conseguido prometedores ascensos a su lado, hoy puede contar que ha tenido jugadores formados en su cantera en Universidad Católica, Club Deportes La Serena y Coquimbo Unido, un mérito al esfuerzo propio de los jugadores y la constancia de la dirigenta que no afloja en sus objetivos. 

Un espacio dominado por la testosterona

La cancha aún está dispareja. Una frase habitual en nuestra sociedad es que “el fútbol no es para mujeres”, y lo que realmente denota es una práctica de invisibilización, acoso, discriminación y violencia contra la mujer, que incluso es sancionada por disposiciones internacionales ratificadas por Chile.

En esa línea, Ceballos se sincera, “te miran como raro, diciendo: ‘qué sabe de fútbol, no te metai a la cancha, si en la cancha mando yo’”. Por el contrario, ella fiel a su estilo no agacha la cabeza, sabe que conoce de fútbol y mejor aún, cómo administrar un equipo

“Tratar con hombres, con profesores, es la mayor barrera que he tenido y, también, con niños que son vulnerables. Ha costado mucho llegar a ellos, controlarlos en la cancha, explicarles que son partidos, que no son guerras, que se puede jugar fútbol y no pelear. Que esto es diversión, para salir adelante”.

En la cancha, los insultos y agresiones físicas son pan de cada día, aunque reconoce que aún sigue sorprendiéndole la actitud de los padres frente a sus hijos. “Se ve mucho la agresión de los papás y sobre todo en los niños chicos, no tanto entre ellos, sino que es el papá quien hace que el niño sea agresivo, porque el papá de afuera le está gritando “’pégale, quiébralo, insulta al árbitro, al entrenador’”. 

Estas situaciones en su equipo las ha podido eliminar con el paso de los años, sin duda califica que no ha sido una tarea fácil, hay una cultura arraigada que a veces no es tan simple de erradicar. Sin embargo, plantea que el paso más importante es “tratar al papá, explicarle que esto es fútbol, es diversión, es deporte y no es una cosa de vida o muerte”. 

“Son los papás quienes incitan a los niños” asevera con firmeza. “Cuando no mete un gol lo retan, cuando el niño es arquero y no ataja un gol, le dicen: “¿cómo tan imbécil?” y esas palabras se escuchan, entonces, primero hay que hablar con el papá”.

Un esquema basado en la contención y cariño

Patricia es madre de tres, dos mujeres y un hombre, aunque es como si lo fuera de todo su equipo. Los niños, como suele referirse a los jugadores, necesitan muchas veces de contención y cariño, recalca en variadas ocasiones. 

No es menor el impacto que ella tiene en la vida de ellos, la llaman cuando han pasado de curso y, también, para contarle algún problema, casi siempre con la esperanza que la Tía Paty pueda ayudarlos. No son pocas las anécdotas que tiene con ellos, pero por respeto a la confianza que hay, prefiere solo decir que le tienen un respeto y cariño excepcional. 

De dulce y agraz, como todo en la vida. A sus 49 años, igualmente ha sufrido los embates de las historias personales de sus jugadores, en especial una que la ha marcado profundamente. 

“Cuando supe de un niño, que nosotros no nos habíamos dado cuenta de que estaba en el Sename, que había que buscarle una familia y si no volvía al Sename y a la calle. Lo encontramos con muchos temas delicados de familia. Ahí uno se da cuenta que hay niños que sufren mucho”, reflexiona con nostalgia.

Gracias a su esfuerzo y al de los padres de aquella generación, el equipo logró forjar tal nivel de cohesión, que hasta estos días aquel niño vulnerable, que hoy ya es un adulto, de vez en cuando visita con gran aprecio a la tía que logró lo impensado para él, darle alegrías y un espacio en su corazón. 

El equilibrio

Tras quedarnos un tiempo observando cómo es Patricia en acción, la respuesta es clara: multifuncional. Toma a su nieta en brazos, gestiona una nueva incorporación al equipo y al mismo tiempo está coordinando con otra apoderada la sorpresa dieciochera que les tiene preparada a sus jugadores. 

“Muchas veces he pensado en desistir cuando las cosas están así, al borde de explotar, después se calman y digo, no. Me gusta bastante trabajar con niños”.

Parte de esas situaciones al límite es tratar de conciliar la vida familiar con la futbolística. Cuesta, sí que cuesta, anticipa. “Yo tengo la ventaja que en mi familia son todos futboleros, pero sí es un costo alto. Los sábados y domingos que se juega fútbol, es el ámbito familiar. Y muchas veces yo tengo a mis hijos que me siguen, pero de repente mi esposo no me sigue, entonces, esa parte cuesta”. 

Pero a su vez agrega que en su familia nuclear “se sienten orgullosos, les gusta, me apoyan. A pesar de todo me apoyan bastante en el tema del fútbol”. Mismo valor que le entregan sus dirigidos, quienes con gran afecto acuden constantemente donde ella, incluso cuando está en medio de esta entrevista.  


Siento su cariño, yo creo que me ven más que como directora o como jefa, como mamá. Porque siento el cariño que tienen ellos hacia mí, me escuchan, nunca han sido atrevidos ni me han insultado. Yo siento que es más el respeto, el cariño, que me tienen y me conocen. Para ser líder hay que tener paciencia, escuchar y no ser agresiva. Hay que saber mandar y escuchar”, finaliza Ceballos, quien ya está presta a entregarles una empanada y dulces a cada deportista, para que juntos celebren las Fiestas Patrias.

Patricia reconoce que es un símbolo de progreso femenino en un ámbito considerado históricamente como masculino, inspirando a generaciones de hombres y mujeres a instruirse en esta formación deportiva.

Ver video del reportaje

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