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Bookstagram: más allá de los ‘me gusta’, la construcción de comunidades lectoras

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Bookstagram: más allá de los ‘me gusta’, la construcción de comunidades lectoras

Leticia Rojas

En un mundo cada vez más digitalizado, donde las redes sociales dominan gran parte de nuestras interacciones sociales, es natural que los libros también encuentren su espacio en la esfera virtual. El fenómeno más notorio es el de los Bookstagrammers, una comunidad apasionada de amantes de la lectura que comparten su pasión por los libros a través de Instagram.

Bookstagram, es una palabra que combina «book» (libro) e «Instagram», es una subcultura dentro de la plataforma, donde los amantes de la lectura comparten sus libros favoritos, reseñas, fotografías de estanterías repletas de ejemplares y creativas composiciones visuales relacionadas con la literatura.

Los usuarios entusiastas por los libros, son conocidos como bookstagrammers, quienes han convertido sus perfiles en santuarios literarios, donde la estética y el contenido se entrelazan de manera única.

El auge de los Bookstagrammers se ha convertido en un fenómeno cultural y literario en sí mismo. Lo que comenzó como una modesta comunidad de amantes de los libros que compartían sus lecturas, ha evolucionado para incluir una amplia gama de contenidos relacionados con la literatura. Además, brindan un espacio para la crítica literaria, recomendaciones personalizadas y debates apasionados sobre temas relacionados con la lectura.

A fin de conocer más de cerca esta nueva forma de leer en comunidad, #EsHoy conversó con la bookstagrammer Scarlette Rojas (scarlettebooks) y Damari Altamirano (ckimitareads), quienes explican el fenómeno a nivel local.

Para Rojas, la literatura tiene una conexión muy temprana con su vida. Su primer approach se dio a los 12 años de la mano de Fanfics, historias creadas por fans para fans, alojados en Facebook y Wattpad

Tras descubrir este mundo aún incipiente de las críticas literarias en la red, asegura que «comencé a dar mi opinión sobre lecturas en mi perfil, entonces me fije que mucha gente que solía seguir mi cuenta personal se sentía intrigada cuando compartía mis opiniones sobre libros o cualquier historia. Fue entonces cuando noté que existía una manera de acercar la lectura a estas personas mediante un Instagram dedicado exclusivamente a los libros«.

La estética encuentra su propia historia

La estética desempeña un papel crucial en Bookstagram. Los Bookstagrammers se esfuerzan por crear imágenes visualmente atractivas que se relacionen con el contenido de los libros que están leyendo.

La bookstagrammer comenta que “actualmente mi feed intento de hacerlo lo más claro posible, no me gusta mucho el ruido en las fotografías y me di cuenta que me gusta más cuando son minimalistas.”

Añade que “también creo que tiene algo que ver con la manera en que proyecto mi personalidad a través de los libros, ya que, al fin de cuentas, un Bookstagram no solo se trata de expresar mi opinión sobre ellos, sino también de imprimir un sello personal”.

Por otro lado se encuentra Damari Altamirano (ckimitareads), quien refiere su interés por este mundo desde la redacción de contenido. “Me gusta mucho escribir y quería tener un espacio donde pudiera desahogar mis ganas a través de reseñas o recomendaciones de algo que me apasiona, que es la literatura”, asevera.

Sobre el feed de su perfil dice que “ha experimentado una evolución, inicialmente era de color rojo, luego evolucionó hacia un tono más azul y posteriormente adquirió un matiz café, que es más o menos lo que he tratado de mantener. Esto facilita la publicación de contenido de manera más rápida y sencilla, permitiendo una mayor consistencia”.

Sobre el proceso de crear reseñas, expresan que, estas suelen tener un procedimiento más extenso. Porque implica no sólo la redacción de las mismas en sí, sino también hacerlo de una manera que les resulte cómoda a ellas como creadoras.

Reconocen que se trata de una publicación que otros van a leer, pero intentan hacerlo de la manera más personal posible. La razón es que, al fin y al cabo, si alguien decide seguirlas, es porque busca conocer sus opiniones sobre el tema. La mejor forma de lograrlo es siendo fieles a sus propias ideas.

De igual forma, deben determinar qué van a subir y planificar el orden de las publicaciones, tomar fotografías y  compartir un reel. Consideran que cualquier persona comprometida con su Bookstagram notará que el trabajo de reseñar libros o de compartir publicaciones implica una gran dosis de pasión y un compromiso completo con todo el desarrollo detrás.

Navegando la pandemia con Bookstagram

Cuando las personas tuvieron que quedarse en sus hogares para frenar la propagación del Coronavirus, el uso de Internet experimentó un aumento significativo.

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), el consumo de la red aumentó en un 60% durante esta época. Instagram atrajo la mayor cantidad de nuevos usuarios entre julio y septiembre de 2020, lo que contribuyó a su continuo auge de audiencia.

Las bookstagrammers coinciden en que la influencia de esta especie de subcultura inserta en la red ganó mayor popularidad durante la pandemia. En medio del confinamiento, muchas personas hallaron la oportunidad de descubrir o retomar actividades de entretenimiento desde casa, estableciendo conexiones con más individuos. La lectura, en particular, emergió como un escape significativo.

Más que simplemente sumergirse en historias, se trató de vivir otras vidas a través de las páginas, proporcionando una forma única de evasión y conexión con diversos mundos.

Entre libros y pantallas como es su vínculo con sus seguidores

Damari Altamirano cuenta que existe un vínculo a punto de influenciarlos dado que “la gente le llega lo que uno sube. Las personas lo leen, lo visualizan y pueden sentirse influenciada hasta el punto de querer leer un libro que has recomendado o evitar uno que tu reseña describe como realmente malo”.

Asegura que “al escucharte, observar tus opiniones y leer tus reseñas, la gente se ve impactada por el contenido, generando respuestas, comentarios y un feedback positivo”.

De igual modo, Scarlette Rojas también dice que hay una conexión con sus seguidores puesto que “han buscado mi opinión sobre la compra de un libro, o sé que han adquirido uno a causa de una reseña positiva que compartí, también me han preguntado el nombre de algún libro a partir de una frase específica que publiqué en mi Bookstagram”.

Aunque expresa que no está segura de influenciarlos directamente, sí sabe que puede ofrecer un pequeño impulso al momento de decidir si leer o no un libro.

En definitiva, la irrupción  de los bookstagrammers es mucho más que una simple moda de las redes sociales, sino un testimonio del poder de la literatura para conectar a las personas en todo el mundo.

A través de sus imágenes hermosas y sus palabras apasionadas, las personas dedicadas a este oficio digital nos recuerdan que el amor por la literatura perdura y se renueva, enriqueciendo nuestras vidas.

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