El bullying o acoso escolar es uno de los principales factores de riesgo que afecta la integridad física y mental de niños, niñas y adolescentes (NNA) en etapa escolar. En 2019, antes de la pandemia, la Agencia de Calidad de la Educación entregó cifras alarmantes: en Chile cuatro de cada 10 escolares es discriminado en su colegio, ya sea por sus características físicas, su personalidad, su forma de vestir o su ritmo de aprendizaje.

El acoso escolar es alertado también por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), que establece que la tercera parte de los NNA en el mundo sufre de bullying y los casos aumentan entre quinto básico y primero medio, en donde la prevalencia de sufrir acoso en niños es del 32%, mientras que en las niñas es del 28%.

Durante el confinamiento, el bullying se trasladó hasta la pantalla. Estos ataques no descansaron en las redes sociales, el menosprecio y los insultos aumentaron, según advierten los padres y autoridades.

“El Ciberbullying se puede desarrollar en cualquier día y horario, se expande viralmente por la web, y puede llegar a ser muy difícil detenerlo, aunque no imposible”, comentó a #EsHoy María Soledad Martínez, analista del ministerio de Seguridad de la Provincia de Santa Fe, Argentina. Además, la experta advierte que “una de las principales diferencias entre es que en el ciberbullying las audiencias son infinitas”.

Por su parte, Rodrigo Ledezma, Magíster en ciberseguridad, resaltó el rol de los padres en materia de prevención. “Si llegamos a detectar un escenario de ciberbullying debemos actuar con serenidad, propiciando no dañar la autoestima de la víctima, evitando culpabilizar, establecer la confianza mediante la búsqueda de soluciones de manera constructiva”, sugiere el Ingeniero en Telecomunicaciones y computación.

Además, el docente recomienda “guardar las evidencias físicas, (por ejemplo, fotos, pantallazos de conversaciones, etcétera), que nos permitan exponer la situación y denunciarla”.

Emociones asociadas al ciberacoso

Según diversas investigaciones sobre las emociones asociadas al ciberacoso, entre las víctimas son ansiedad, tristeza, ira, angustia y miedo. Estas suelen aparecer asociadas a ataques de pánico, sensaciones persecutorias, aislamiento, insomnio, depresión e ideaciones suicidas. Respecto a los agresores, se destacan la ira y la ansiedad.

En este contexto, Catalina Sepulveda, psicóloga clínica de www.psicologíacompartida.com, reconoció la importancia de la comunicación al interior de la familia. “Lo importante es hablar del tema, porque está demostrado que los niños y niñas que saben que es el bullying pueden detectarlo cuando están siendo víctimas o cuando son testigos de un acoso escolar y por lo tanto tienen la capacidad de detenerlo cuando se presenta”.