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Cómo el exceso de estrés puede causar pérdida de memoria

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Cómo el exceso de estrés puede causar pérdida de memoria

Constantemente el trabajo y las obligaciones suelen pasarnos la cuenta y causar estrés en nuestro cerebro, pero ¿Hasta qué punto este estrés puede dañarnos?

Tanto si se produce de forma transitoria o mantenida, la respuesta fisiológica de estrés altera la memoria, provocando dificultades para retener nueva información y para recuperar recuerdos ya consolidados.

No obstante, los efectos del estrés en la memoria pueden ser algo contradictorios y difieren en función de si hablamos de estrés agudo o crónico.

¿El estrés es necesario?

Cuando las exigencias de la situación en la que nos encontramos superan nuestras capacidades físicas y/o cognitivas, nuestro organismo activa la respuesta de estrés. Ésta consiste en la liberación de glucocorticoides, las hormonas del estrés, en el torrente sanguíneo.

Los glucocorticoides provocan distintos efectos en el organismo, entre los que destacan el incremento de la frecuencia cardiaca y de la respiratoria, la reducción de la actividad gastrointestinal y la liberación de las reservas de glucosa almacenadas por tal de utilizarlas como fuente de energía.

Si su concentración es excesiva los glucocorticoides, entre los que destaca el cortisol, pueden tener un efecto negativo en las funciones del hipocampo, estructura cerebral que se asocia a la formación y recuperación de recuerdos. Esto se debe en parte a que los glucocorticoides redirigen la glucosa desde el hipocampo a los músculos cercanos.

Se han descrito dos tipos de estrés en función de su origen: el extrínseco y el intrínseco. El estrés extrínseco es provocado por factores no cognitivos, como los que provienen de una situación determinada, mientras que el intrínseco se relaciona con el nivel de desafío intelectual que requiere una tarea. Algunas personas presentan estrés intrínseco crónico.

El estrés interfiere tanto en nuestra capacidad para retener información nueva como para recuperar recuerdos y conocimientos, provocando pérdidas de memoria. Además el estrés extrínseco parece afectar al aprendizaje espacial. En los siguientes apartados describiremos de forma más detallada estos efectos.

Estrés crónico

La respuesta de estrés no sólo comporta cambios en la memoria en el momento en que se produce sino que si se mantiene de forma crónica puede provocar daños a largo plazo en el cerebro. Dado que el organismo consume muchos recursos y reservas en la activación de estos procesos fisiológicos, el estrés crónico resulta notablemente más perjudicial que el agudo.

Tras las situaciones de estrés agudo o transitorio nuestro cuerpo recupera la homeostasis, es decir, el equilibrio fisiológico; en cambio, el estrés crónico impide que el organismo vuelva a alcanzar la homeostasis. Por tanto, si el estrés se mantiene desequilibra las respuestas del organismo.

Desde un punto de vista fisiológico, esto facilita que aparezcan síntomas como dolores abdominales, de espalda y de cabeza, dificultades crónicas para concentrarse y para conciliar o mantener el sueño, crisis de angustia, etc. Además el estrés continuado se asocia al aislamiento social, a la depresión y al desarrollo de enfermedades cardiovasculares.

En cuanto a la pérdida de memoria, el estrés crónico incrementa el riesgo de sufrir demencia en personas de edad avanzada. Estos efectos probablemente se relacionan con la actividad de los glucocorticoides en el hipocampo y en otras regiones del cerebro de las que dependen la memoria y la cognición en general.

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